domingo, 15 de marzo de 2009

AÑORAR ES REVIVIR.


Algún día el gran filosofo ortega y gasset dijo “un pueblo es un repertorio de costumbres”, dentro de ese repertorio podemos nombrar al sodero, la cuenta en el almacén amigo, las chusmas, la vuelta al perro, la plaza y decenas mas, pero aquí me trae una de las tantas tradiciones que tengo al ser parte de un pueblo, de ese repertorio interminable de viejas posibilidades hay una, probablemente las mas importante para mucho de nosotros y es, el río. La expresión más virgen que tenía la tierra de mi infancia, de la de mis padres, abuelos y posiblemente bisabuelos. Pero hoy ya no. Más allá de que la naturaleza responde al daño ecológico mundial, algunas veces recae en los más débiles, y ¿Por que no tocarle al río Salado?
Nada mas que un puñado de ciudadanos, que si vamos al caso no pinchan ni cortan y solamente van ahí, porque nacieron ahí, porque se criaron ahí, están un poco nostalgioso al ver la imagen de desvanecimiento que sufrió nuestro ex caudal fluvial que decían por ahí los viejos sabedores desembocaba en el río de la plata, y que mas de una vez soñé con robarle la canoa a mi tío e ir hasta al mar atlántico ese mar, que por su gusto nos heredo el nombre y por las características geográficas, nos ofreció la otra media naranja que compartimos con nuestras ciudades vecinas, y así lo llamamos, La Cuenca del Salado.
Cada cual defiende lo suyo se suele decir, y ¿como hacerlo? ¿Por donde empezar? Siempre lo defendí, y esta no va a ser la excepción. Tal vez mi vida sea en Japón, la polinesia o en Marruecos, tal vez tenga que alejarme de mi infancia para poder realizarme como hombre que esta de paso por acá. Pero les puedo asegurar que siempre estaré en Roque Pérez, aun muerto físicamente.
Añorare mis primeros años, mi consumo excesivo de río, lagunas y arroyos. Divulgare a incompetentes y héroes. Ayudare a cada propuesta con tal de aportar mi gota de agua para la reconstrucción natural y artificial de ese rincón en el mundo que siento en los mas profundo que es mio, y nunca lo dejare.
Desde ya su aporte, es necesario.
su apoyo, es necesario.
sus criticas, son necesarias.
La dedicación es directamente proporcional a su atención y ojala que seamos un gran montón, en nuestro pequeño rincón.
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sábado, 14 de marzo de 2009

No me rio.



El Bote.
La significación total de la sequía, ese pequeño bote, te juro, que hizo feliz a sus tripulantes. El capitán, me imagino, el tío, alguno de nosotros comandantes de abordo, el cocinero solía quedarse en tierra y hacer señas de humo con olor a carne asada. El capitán y todos los tripulantes pasado el mediodía emprendían regreso y volvían con la mercancía para la cena.
Como una especie de pirata de la sequía me tope con este bote al caminar unos metros río adentro y aseguro que fue un buen tesoro para algún que otro recuerdo.




El pico.
Para mi, ahí comienza el rió, me pueden decir que no, que es en Santa fe y desemboca en la bahía de samborombon. Pero me atrevo a negarlo. Ahí conocí el río, ahí pesque por primera vez, pase de la dientudera a una caña mas sofisticada, pesque mi primera lisa, mi primer taralila, deje mi primer equipo.
Cabe aclarar, el lugar más cercano al casco de mi pueblo. El lugar donde en bici, ibas sin la nariz tapada.






El puente roto.
Desde mi llegada al sentido común, recuerdo a este puente, lo recuerdo con la singular característica de “roto”. Dicen que por allá, en los años negros de la dictadura militar, un grupo de militares, desde ya, apoyados por el gobierno de Videla, Agosti o el borracho de Galtieri. Por medio de la implosión, destruyeron este puente que unía por medio de una calle de tierra a Roque Pérez con varias ciudades y pueblos.
Yo no me quejo (por el puente roto), lo vi así, lo asimile así, pero eso mismo da lugar a incontables aventuras que se me vienen a la mente. Ahí hemos dejado asados, guitarreadas, alegrías, encuentros, desencuentros y algún que otro equipo de pesca que se engancho con este gigante desplomado.